sábado, 15 de septiembre de 2012

Los movimientos de la población




MOVIMIENTOS NATURALES DE LA POBLACIÓN
Son los nacimientos y fallecimientos.

Natalidad y Fecundidad
La natalidad es la relación entre el número de nacidos vivos en un año y la población total de ese año, en tantos por mil. La tasa bruta de natalidad fue del 10,1%o en 1991, la más baja del mundo, y actualmente es de alrededor del 10%o.
La fecundidad es la relación entre los niños nacidos vivos en un año y las mujeres en edad fértil (15-49 años) en ese mismo año, en tantos por mil. La tasa de fecundidad de España es la más baja del mundo, con 1,2 hijos por mujer en 1991. Para la renovación de las generaciones son necesarios 2,1 hijos por mujer.
Desde 1975 se ha producido en España un descenso de la natalidad y fecundidad. Estas son algunas de las causas:
·         Incorporación de la mujer al mundo laboral.
·         Pérdida de la influencia de la Iglesia
·         Desarrollo del uso de anticonceptivos.
·         Mentalidad consumista.
Factor demográfico: La tasa de nupcialidad (relación entre el número de matrimonios en un año y la población total de ese mismo año) también influye en la fecundidad, pues el retraso en la edad de casarse o formar pareja estable reduce el período fecundo de la mujer. A principios de siglo esta edad era de 24 años, mientras que actualmente es de 28.
Factores socio-económicos: la ciudad dificulta la supervivencia de familias numerosas por la falta de espacio y los mayores gastos de consumo; la incorporación de la mujer al mundo del trabajo se da más en las zonas urbanas que en las rurales, y limita su tiempo para el cuidado de los hijos; además, en las ciudades existe mayor información y difusión de los anticonceptivos.
Factores culturales e ideológicos: cuanta más formación ha recibido una persona menos intención tendrá de tener más hijos, contraerá matrimonio o formará pareja estable más tarde, en caso de que sea mujer tendrá más probabilidades de incorporarse al trabajo fuera del hogar y mayores posibilidades de usar métodos de anticoncepción. Todo ello repercute en un descenso de la fecundidad. Las creencias religiosas también influyen en la fecundidad, pues todas las religiones fomentan la natalidad.
Este descenso de las tasas brutas de natalidad y de fecundidad se ha generalizado, aunque hay algunas diferencias entre el Norte y el Sur. Está previsto que en el año 2000 se mantengan los valores de fecundidad actuales, lo cual pone en peligro el relevo o reemplazo generacional en nuestro país, que es un índice que nos permite conocer si una población puede ser reemplazada suficientemente en un tiempo determinado.
Mortalidad
La mortalidad relaciona los fallecimientos en un momento concreto con una población determinada. Existen varios tipos de mortalidad según las causas y el tiempo: mortalidad endógena si la muerte es debida a circunstancias del parto, malformaciones internas o envejecimiento; mortalidad exógena si se debe a enfermedades infecciosas o accidentes.

El crecimiento natural
El crecimiento natural o vegetativo es la diferencia entre natalidad y mortalidad, sin tener en cuenta los movimientos espaciales, las migraciones. Es el balance entre nacimientos y fallecimientos dentro de una población durante un período de tiempo. Se mide mediante la tasa de crecimiento vegetativo, que puede ser positiva o negativa. Los valores inferiores al 1% corresponden a los países desarrollados (régimen demográfico moderno); los valores entre 2% y 3% a los países en vías de desarrollo (régimen demográfico de transición); y los valores superiores al 3% a los países subdesarrollados (régimen demográfico antiguo). Si la tasa de crecimiento es negativa, significa que hay mayor mortalidad que natalidad.
Fases
Las fases han sido a veces paralelas al resto de los países desarrollados, pero con algunas peculiaridades.
·         Régimen demográfico antiguo:
La tendencia al estancamiento y la mortalidad catastrófica marcan los siglos XIV a XVII. Al desarrollo económico del siglo XVI, que favoreció un incremento de la población, le siguió la depresión del siglo XVII.
·         Transición demográfica:
Desde el siglo XVIII hasta hoy, la población ha ido en aumento ininterrumpidamente, con algunos desequilibrios en el s. XIX.
A principios del siglo XVIII hay un aumento constante de la población debido a la reducción de la mortalidad epidémica y el descubrimiento de la vacuna contra la viruela. Además, hay un mayor control sanitario. A pesar de todo, se introduce la fiebre amarilla desde América que afecta a núcleos urbanos como Cádiz. El siglo termina con crisis demográfica en 1794-1795 debido al hambre y las epidemias infantiles.
A lo largo del siglo XIX se produce un constante incremento de población, aunque no muy acelerado. Es un período de altibajos en el que la natalidad y mortalidad son más altas que en el resto de Europa. Se sigue reduciendo la mortalidad catastrófica, aunque surgen brotes de cólera y tuberculosis. Tras la grave crisis entre 1808 y 1812 y aunque la recuperación es muy rápida, hay períodos de hambre y recesión demográfica durante la segunda mitad del siglo. En los últimos años de éste, la tasa de mortalidad descendió por debajo del 30%o.
·         Régimen demográfico moderno:
A partir del 1900 se produce un cambio demográfico importante: una aceleración del crecimiento de la población.
En el primer tercio del siglo XX las tasas de natalidad y mortalidad van bajando paulatinamente debido a un incremento en la edad de contraer matrimonio. También hay un progresivo descenso de la fecundidad y una mejoría en las condiciones médicas de higiene.
En los años 20 se produce crece la población debido a mejoras económicas.
Durante la Guerra Civil y los años de la posguerra (1936-1955) hay un hundimiento de la natalidad y se incrementa también la mortalidad, aunque es más importante la subnatalidad que la sobremortalidad.
Entre 1955 y 1975 la natalidad asciende por el “baby boom” posbélico retrasado, y la nupcialidad también, gracias a las mejoras económicas en los años del desarrollismo. Por estas causas desciende también la mortalidad, además de por la generalización de la Seguridad Social en los años 60.
Desde 1976 hasta nuestros días la población sigue creciendo pero la natalidad va bajando hasta 1982. Esta disminución de la natalidad también se relaciona con la legalización y propagación de los anticonceptivos, el “ablandamiento” de la Iglesia iniciado en el decenio anterior, y la falta de apoyo a la familia, en la política impositiva como en el acceso a la vivienda.
Este descenso de la natalidad y de la fecundidad, unido a un ligero ascenso de la mortalidad puede desembocar en un envejecimiento de la población.
Distribución del crecimiento natural
La tasa de crecimiento natural ha descendido del 1,1% en 1970 al 0,15% en 1991. Hay algunos contrastes entre el Norte y el Sur de España.
MOVIMIENTOS ESPACIALES
Los movimientos espaciales tienen dos definiciones: la general y la estricta. La general hace referencia a los movimientos con cambio de lugar (en el espacio), y la estricta a los movimientos que implican cambio de domicilio. La emigración repercute negativamente sobre el crecimiento natural, porque provoca un descenso de la fecundidad y un aumento de la mortalidad debido al envejecimiento de la población que queda. La inmigración, por el contrario, favorece el crecimiento natural. El Crecimiento Real (CR) es el balance entre el crecimiento vegetativo y el saldo migratorio (CR=CV-SM(E-I). El Saldo Migratorio (SM) es la diferencia entre el número de emigrantes y el de inmigrantes en un lugar determinado.
MIGRACIONES INTERIORES
Tipos de migraciones interiores
Las migraciones interiores son las que se dan dentro de un país y pueden ser intraprovinciales (dentro de una provincia) o interprovinciales (de una provincia a otra).
·         Migraciones estacionales o temporales:
Tienen duración limitada y carácter cíclico. Un ejemplo es la trashumancia, como la que hacen los pastores de ovejas entre Extremadura y el Norte de León en busca de pastos de invierno o de verano. Son los llamados “temporeros”.
·         Migraciones definitivas o de larga duración:
·         Éxodo rural: proceso de emigración del campo a la ciudad debido a la mecanización de las tareas agrícolas, lo que provoca una mano de obra excedentaria de la que la industria estaba necesitada. Conlleva un incremento de la urbanización. Este flujo migratorio fue muy acusado entre 1950 y 1975.
·         Migraciones interurbanas: se producen entre las pequeñas y las grandes ciudades o entre ciudades con predominio de distintos sectores de actividad económica. Hoy en día en España es más importante este tipo de movilidad que el éxodo rural.
·         Migraciones interrurales, condicionadas por la explotación económica del núcleo receptor, como la aplicación de sistemas de regadío o la instalación de una fábrica.
·         Migraciones suburbanas: consisten en el traslado de población urbana de la ciudad a espacios rurales cercanos, en un proceso de descentralización urbana cuyas causas pueden ser el abaratamiento de la vivienda, la búsqueda de un mayor contacto con la naturaleza, etc.
·         Movimientos habituales:
Se realizan de forma periódica y habitual. Pueden estar motivados por el trabajo o el ocio, y pueden durar uno o más días.
Las migraciones con relación al trabajo se llaman movimientos pendulares y pueden producirse entre la periferia y el centro o viceversa. También se incluyen aquí los movimientos ligados al ocio, como los de los fines de semana y los turísticos.
Evolución histórica
El trasvase de población desde el interior de la Península hacia la periferia se inició en el s. XVI, acentuándose a partir del s. XVIII, y alcanzando en los últimos años del XIX y en la segunda mitad del XX su máximo desarrollo.
·         Desde finales del siglo XIX hasta 1960 se produce una aceleración del éxodo rural hacia las ciudades, sobre todo a las de incipiente industrialización como las de Cataluña, País Vasco y Madrid. Estos movimientos se redujeron durante las décadas de los treinta y los cuarenta debido a la crisis económica de 1929, a la Guerra Civil y la posguerra.
·         Desde 1960 hasta 1975 se da un éxodo rural masivo y se desarrollan las áreas metropolitanas. Las provincias más afectadas por el éxodo rural fueron aquéllas en las que predominaban las actividades agrarias y tenían gran crecimiento vegetativo. En la mayoría de los casos se produjo un movimiento interprovincial sobre todo hacia Barcelona, Madrid, las provincias vascas, Valencia y Zaragoza.
·         Desde 1975 hasta 1985 disminuye la intensidad del éxodo rural, los emigrantes retornan a sus lugares de origen y aumenta el número de migraciones interurbanas, lo que repercute en las comunidades catalana y vasca, que pasan a tener un saldo migratorio negativo.
·         Desde 1986 hasta 1993 se produce un desarrollo de las migraciones intraprovinciales, aunque no desaparecen las interprovinciales. Actualmente se está desarrollando un tipo de migración suburbana de carácter periódico, es decir, del centro hacia la periferia de la ciudad. Esto ha generado las llamadas ciudades-dormitorio, áreas exclusivamente residenciales en los alrededores de los grandes núcleos urbanos. La magnitud del hecho migratorio ha sido tal, que cuatro de cada diez españoles han cambiado de municipio de residencia al menos una vez en su vida.
Consecuencias de la movilidad espacial
·         Plano demográfico: el éxodo rural ha supuesto la elevación del índice de masculinidad en las áreas emigratorias.
·         Plano económico: el ámbito rural experimenta un descenso de la productividad y de los rendimientos. En las grandes ciudades se plantean problemas de vivienda, de escasez de puestos escolares, de falta de zonas verdes, etc.
·         Plano ecológico: mientras en las áreas de emigración se dejan abandonados ciertos ecosistemas, en los grandes núcleos urbanos se registra contaminación atmosférica.
·         Plano sociológico: la sensación de desarraigo va a predominar tanto en las poblaciones jóvenes de los núcleos rurales como entre los emigrantes llegados a las grandes ciudades.



MIGRACIONES EXTERNAS O INTERNACIONALES
·         Desde 1850 hasta 1930:
Se da una emigración a América, sobre todo a Argentina, Cuba, Brasil y México, y procedían de Galicia, Asturias y Canarias.
Se da también una emigración al norte de África y a Europa, sobre todo a Francia. La población que se dirigía a Europa estaba integrada sobre todo por campesinos levantinos y catalanes.
·         Desde 1931 a 1945:
Entre 1938 y 1939 salieron unos 300.000 emigrados por razones públicas que se dirigieron sobre todo a Francia y en menor cuantía a México, Rusia y otros países europeos.
·         Desde 1946 a 1960:
Se da una emigración a América, sobre todo a Hispanoamérica y Brasil. El origen y características de los trabajadores son prácticamente los mismos que durante la etapa anterior, por lo que los países receptores imponen medidas selectivas mediante leyes de emigración, que repercuten directamente en la reducción de la emigración a América.
También se da una corriente emigratoria a Europa en los años 1952-1953, que se intensificó a partir de los últimos años de la década de los cincuenta, no sólo hacia Francia, sino también a otros países de Europa occidental.
·         Desde 1960 hasta nuestros días:
Se reduce la emigración a América y, aunque los países iberoamericanos siguen siendo el destino principal, aumenta ligeramente el número de emigrantes que se dirigen a Estados Unidos, Canadá y Australia.
La emigración hacia Europa se acelera ya desde 1960. Entre 1960 y 1975 se calcula que salieron de España, con carácter permanente, más de un millón de trabajadores. Esta tendencia se interrumpió en 1975 cuando, por la crisis económica, algunos países restringieron la entrada y contratación de trabajadores extranjeros, y se inició desde entonces un retorno hacia el lugar de origen.
La emigración a Europa afecto a más regiones españolas que las que se produjo hacia América.
Hoy en día, el flujo emigratorio hacia Europa ha cambiado de forma sustancial, ya que la incorporación de España a la CEE ha permitido el reconocimiento del derecho de todos los ciudadanos comunitarios a viajar o instalarse libremente en cualquier país de la UE, sin necesidad de contraprestación económica, como un contrato de trabajo, ejercicio de una profesión liberal o instalación de una empresa, como sucedía antes de la firma del Tratado de Maastricht.

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